Es mi lugar especial. Al que hoy regreso. En este rato, de esta Vida, de la que hace seis años te fuiste volando, peinando al viento.
Cuando me fui a vivir a México, se convirtió en el lugar desde donde me sabías del otro lado. Y peinando el viento, nuestro corazón se encontraba en este lugar, que unía dos continentes, un océano y un mar. Del otro lado, estaba la otra. Y nos sentíamos cerca. Tal y como te siento hoy.
Y hoy estoy acá. Y soy yo la que viene a este rincón mágico, a extrañarte un rato. A susurrarte que estoy bien, que son tiempos en los que sigo aprendiendo; en los que la Vida se regala porosa, retadora, exigente, generosa, a ratitos dolorosa, siempre maravillosa. Que a ratos se me atasca el alma, pero que casi siempre me funcionan los desatascadores artesanales que voy improvisando a golpe de confianza. Que a ratos me da susto, pero que casi siempre aquella mirada que tan bien conocías, me ilumina el camino. Que a ratitos me siento sola, pero que siempre estoy llena de abrazos y amores que esponjan mi corazón . Que se me han caído algunas certezas, que se me han abierto muchas cortezas. Y que aquí sigo, intensa, y Feliz y en camino. Dándome los permisos que tardé cuarenta años en permitírmelos. Abriendo la puerta a posibilidades que prometen seguir alumbrando el corazón.
Y hoy dejo que el viento peine mi corazón. Como si fueras tú, peinándome una coleta apretada, bien alta (con la frente despejada, como a tí te gustaba). Solo que ahora tengo el pelo más corto, las arrugas más indiscretas y la sonrisa más serena.
Y hoy miro al lugar donde el mar se funde con el cielo. Y te susurro que estoy bien, que estamos bien. Y que te echo de menos.
Hoy también, quiero brindarte mis buenos días. Que vuelan hasta ti, peinando el viento: Eeeegunon ama!!! Eeeeegunon mundo!