Abrazaré mi inocencia. La protegeré contra el desánimo y la incredulidad.
La pintaré de colores ante los ataques de la mediocridad
y la convertiré en estandarte frente a la desconfianza constante y la mirada pesimista.
La defenderé con alegría, la nutriré de esperanza y la haré madurar en el árbol de la Vida buena.