Hay días en que la realidad parece quedarme demasiado grande. O quizás en estos últimos tiempos me hice más chiquita, más poquita cosa. Quizás más yo.
Hay días en que se descosen los hilos y una nunca encuentra las agujas en su diminuto costurero (ahí están pero se esconden las muy… simpáticas).
Será que hoy toca trenzar distinto. Remangarse o cogerse el dobladillo de los bajos. O quizás sea cuestión de apuntarse a la moda de la ropa un poco holgadita y desgarbada (que con el ojo ahumado y el pelo un poco revuelto, tiene su punto grunge).
A remendarse las vestiduras y que viva el arte del ¡patchwork-vital!… Eeeegunon mundo!!!