La columna de Boulevard, de Radio Euskadi (14.04.2014)
a partir del minuto 0:55
(Para Carlos Mejía y los equipos del ERIC y Radio Progreso)
Hoy mi mirada está triste. Hace poco, en este espacio, os hablaba de mi viaje a Honduras. Y de lo privilegiado de trabajar con los equipos del ERIC y Radio Progreso. Os hablaba de su compromiso, de su entrega, de su manera propositiva y creativa para enfrentar un contexto de impunidad y violencia estructural.
Hoy, mi mirada (y mi corazón) están tristes. Porque han matado una persona de ese equipo. Carlos Mejía, el compañero de mercadeo y ventas fue asesinado el viernes, en su casa, apuñalado, a sangre fría.
Hoy mi mirada es admiración. Cada vez que estamos con nuestros amigos del ERIC y la Radio, siempre sale la pregunta de cómo enfrenta uno vivir y trabajar en ese contexto de inseguridad, de desprotección, de violencia, de impunidad. Y siendo muy conscientes de lo que significa trabajar por los derechos humanos y por la democracia en un país como el suyo, miran alto y pisan firme. No se amedrentan, cierran filas (son equipo de verdad) y tiran p´alante (que pa´luego es tarde).
Hoy mi mirada es una pregunta. ¿Hasta cuándo? ¿Para qué tanta muerte, tanta violencia? ¿Hasta cuando el silencio? ¿Hasta cuando las palabras vacías? ¿Hasta cuando la impunidad?
Y mi mirada es el desconcierto. Y es el dolor. Pero también es la esperanza encendida en las miradas de los compañeros de Honduras que hoy reivindican a Carlos, que exigen que se esclarezcan los hechos para que este crimen no quede impune.
Y no es una esperanza ingenua, tiene manos y tiene pies y tiene rostro y tiene caminos habitados por las personas que creemos y trabajamos por otros escenarios de dignidad. Pieza a pieza. Corazón a corazón. Y de los pedacitos rotos, construir juntos, construir juntas el mosaico más bonito….un nuevo futuro, una nueva oportunidad.
Y mi mirada tiene aroma de café. Esos cafés que acompañan cada reunión con tantas personas y organizaciones con las que soñamos Vida, construimos propuestas y nos aventuramos a dibujar y crear otros diálogos, otras maneras de ser y hacer mundo. Esos cafés que Carlos nos traía.
Por Carlos y por todos los y las compañeras que día a día, en tantos y tantos lugares del mundo, aquí y allá, ofrecen su Vida para la construcción de un mundo más justo y digno para todos y todas. Por todos ellos, para todas ellas… Muxote Potolo haundi haundi Bat…