… me cuenta que es Feliz. Y que esa felicidad no es un destino… que está ahí, en cada latido, cada día, en cada esquina.
Que le alimentan los abrazos, que le encantan los muxotes potolos.
Y me susurra que le duele. Que a ratitos se apachurra.
Que hoy quierer reir. Y también quiere llorar.
Que está Vivo. Que me quiere. Que queriendo me hace más grande y al querer tanto… a ratitos volverá a doler.
Y que siempre, al final de todo… está bien.
Me recuerda que tengo que cuidarle. Que tengo que mirarle.  O quizás dijo mimarle.
Y me cuenta que todo es posible.
Que todavía puede hacerse más grande.
Que aún queda espacio para más historias, más alegrías y sin duda se colará algunas  nuevas decepciones.
Me anda dejando caer que cuanto más le dejo respirar, más (y mejor) respiraré yo.
Que cuanto más locura le insufle volaré más alto… y más bonito.
Que me quiere con mi dignidad, que me quiere  con mi libertad…
Que soy toda suya.  Que no tiene otra. Así que que no le meta tanta kaña.
O  que igual mejor le meta tooooda la kaña que pueda…
Que para esto está… para querer mucho y Vivir desde ahí. Que así soy. Que eso me hace Ser lo que soy.
Y que siga queriendo, decidiendo, sintiendo, haciendo, proponiendo, Siendo.
… sin excusas, sin esclusas, sin miedo y sin demora.

Me dice que cada día se emociona  cuando ve salir el sol,  y que  le encanta  gritar conmigo: Eeeeeegunon mundo!!!

¿Y a tí, que te cuenta tu corazón?

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